miércoles, 29 de diciembre de 2010

Si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas.




Odio la mentira. Una parte de mí muere cada vez que me mienten por insignificante y pequeña que sea la mentira dicha. Quiero saber la verdad aunque duela, aunque todas las partes de mi ser se compriman de dolor y sientan que van a estallar por la presión en cualquier momento. Lo cierto es que la verdad primero duele y, luego, nos libera. 

Pese a todo lo anterior, hay un dicho que dice que la ignorancia es una bendición... (yo doy fe de ello).  Aunque, bueno, eso se dice cuando ya la has perdido...









domingo, 19 de diciembre de 2010

Si no te gusta, no mires.




Últimamente no paro de pensar en lo hipócrita y desconsiderada que puede llegar a ser la gente. No es que yo sea una santita (lo reconozco), pero he de decir que no soy de esas personas que se dedican a juzgar a otros sin saber. Porque ahí está el problema: no saben una puta mierda de ti y nunca lo van a saber. Uno, porque tú no quieres. Dos, porque la única neurona que tienen en su cerebro no les permite ver mucho más allá.


La pregunta principal de esta cuestión sería: ¿quién te crees que eres? ¿Crees estar por encima de mí? ¿Te crees mejor que yo? Pues voy a decir una cosa y quiero que quede bien clara: tu mierda también huele.