Odio la mentira. Una parte de mí muere cada vez que me mienten por insignificante y pequeña que sea la mentira dicha. Quiero saber la verdad aunque duela, aunque todas las partes de mi ser se compriman de dolor y sientan que van a estallar por la presión en cualquier momento. Lo cierto es que la verdad primero duele y, luego, nos libera.
Pese a todo lo anterior, hay un dicho que dice que la ignorancia es una bendición... (yo doy fe de ello). Aunque, bueno, eso se dice cuando ya la has perdido...